Expresiones

Carta abierta del periodista panameño Abdel Fuentes

Hay quienes, camuflados a través de los medios, deshonran “el mejor oficio del mundo”

Panamá, diciembre de 2019

A quien corresponde:

Pese a no guardarle rencor, me permito expresarle algunas verdades que deben hacerse públicas. Es obvio que para usted no está claro que el periodismo lo deben ejercer periodistas.

Aunque le cueste admitir que usurpa una profesión, que no ha estudiado, ni ha ejercido, como lo hace cualquier periodista que comienza como reportero, seguramente tampoco conozca su significado más profundo. Gabriel García Márquez calificó el periodismo como “el mejor oficio del mundo”. La frase formó parte del discurso que pronunció durante una Asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa, el 7 de octubre de 1996. Le invito a leerlo, probablemente así logre comprender la magnitud de lo que implica ser periodista. En el elocuente mensaje Gabo supo retratar muy bien realidades de fines del siglo pasado que hoy siguen carcomiendo y desnaturalizando la profesión.

¿Será que, para usted, quizá, debido a su condicionada forma de pensar, y a sus limitaciones profesionales, los periodistas con criterio y pensamiento crítico tienen menos valor que aquellos que se alinean con las posturas editoriales, tanto del ámbito nacional como internacional? Por ello probablemente sea justo conjeturar que su filosofía está más orientada a favor de quienes le adulan o impresionan, que aquellos que poseen experiencia, respetan la ética, tienen conocimiento, y optan por trabajar un periodismo crítico, profesional y responsable.

Pregunto: ¿aislar y excluir a un periodista por profesar un pensamiento libre no debería interpretarse como una forma sutil de persecución? ¿Tendrá esto alguna vinculación con restringir la libertad de expresión de la que usted tanto suele alardear desde las tribunas en la que ostenta su limitado poder? ¿Qué opinarán al respecto los otros miembros del gremio que usted preside hace menos de un año?

¿Sabe qué es la presunción? Tal vez en algún momento, pese a su poco conocimiento y experiencia en el mundo del periodismo y la información, respetó la referida figura que muchos suelen soslayar.

Quien suscribe estas líneas recuerda muy bien aquella llamada telefónica de 26 de abril de 2019. Su tono de voz era algo dudoso, tal vez hasta pernicioso y con una dosis de emoción difícil de decodificar. Mi lectura: desconfianza en la integridad de este periodista. El tema: la falsa aseveración sembrada en WhatsApp en torno a que mi persona formaba parte de la planilla del político y diputado perredista Benicio Robinson. Quedó en evidencia que antes de llamar no confirmó la veracidad de la información y el origen o fuente que la transmitió; rigores de fondo que un periodista apto sabe respetar.

Tengo por lo menos media docena de experiencias más, algunas incluso con testigos, que descartan que este servidor atraviesa por un periodo de paranoia temporal o un resentimiento visceral. Contrario a ello, confirman su prejuiciosa actitud en perjuicio de quien acuña estos francos grafemas.
¿Alguna vez se habría preguntado qué es periodismo? El maestro Javier Darío Restrepo lo definió como un servicio público. La referencia debe entenderse como una labor a favor de la humanidad y no en detrimento de ella.

¿Tiene alguna idea del significado de las expresiones humanismo y humanismo crítico? ¿Pasar por alto la condición de salud de un periodista o cualquier ser humano, acaso no denotaría la deshumanización de quien figura un título y cargo que no le es idóneo?

¿Será casualidad, que pasado exactamente un año de la crisis de salud por la que atravesó este periodista – egresado de la academia, y con experiencia en la profesión por casi 20 años- usted aprobó ofrecerle un mutuo acuerdo? Es indudable que las razones no responden a criterios eminentemente profesionales y laborales y no pueden desligarse de lo antes señalado en esta nota. Para añadir más, según su propio testimonio, durante nuestra conversación sostenida en su oficina -también tengo testigos de ello- expresó que la conducta de quien rubrica esta misiva siempre fue profesional, añadiendo que mi trabajo gozaba de su reconocimiento.

¿Habría suficientes motivos para camuflar un despido ante la falta de causales según lo establecido en la legislación laboral?

Por la memoria de mi padre, y por su ejemplo, decidí salir con dignidad y en paz, pese a gozar de fuero y protección legal. No fue un acto de amilanamiento, como podrían pensar algunos. La manera como enfrenté la situación es elocuente, y usted lo sabe.

Creo ser consciente de que su decisión no representó la voluntad de los dueños de la empresa, de la Junta Directiva, ni de otros trabajadores, quienes también ostentan puestos de mando, pero bajo su cargo.

El único error de este periodista fue mantener un pensamiento libre, propio de quienes ejercemos con dignidad y osadía “el mejor oficio del mundo”. Espero logre reflexionar y recuerde que el poder y la fama no perduran para siempre.
¡Felices Fiestas!
Atentamente,

Abdel V Fuentes C
Periodista

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *