Trabajadores deben estar alertas a la desaparición de sus cuotas, pueden afectar sus jubilaciones
Redacción / La Verdad Panamá
Uno de los anhelos más grandes de todo ser humano es el de llegar a la denominada “edad dorada”, con una jubilación digna que le permita no solo disfrutar de los años de vida que tiene por delante en un mundo cada día más hostil, sino que también le sirva para afrontar los achaques naturales de la salud que vienen con el paquete de la edad. Esto en Panamá parece ser una quimera para la gran mayoría de los ciudadanos.
La historia de Rafael Mata Escala, ciudadano con residencia en Betania, Villa Cáceres, es quizás una de tantas en las que ese sueño de la jubilación se transforma en una pesadilla, ya sea por negligencia, desgreño administrativo o, simplemente con el ánimo de hacer daño.
Por circunstancias personales, Rafael no pude jubilarse a los 62 años como lo estipula la ley por no contar con las cuotas necesarias. Esto lo obligó a trabajar hasta el mes de julio de 2021, tiempo en el que logró obtener las 240 cuotas, ya con 63 años de edad.
Los contratiempos de Rafael inician cuando en el mes de mayo se apersona a la agencia de la Caja de Seguro Social de Plaza Concordia, vía España a meter su solicitud de número de cuotas donde le responden que para esa fecha le hacían falta 51 cuotas, lejos de esperar jubilarse dos meses después en julio de 2021.
Hace un reclamo inmediatamente, sin embargo, la respuesta dos meses después fue la misma, aunque dentro de esa cantidad habían cinco de su actual trabajo en el Ministerio de la Presidencia que no tendría problema alguno para conseguirlas. Las restantes eran de su antiguo trabajo en los Casinos Nacionales que al desaparecer como institución, no había constancia en el MEF ni en Contraloría de esas cuotas, antes del año 1986. Semejante irresponsabilidad y negligencia el no poseer esta documentación que podría salvar de una jubilación de hambre quien sabe a cuántos panameños.
Rafael sigue gastando tiempo, dinero y energías para dirigirse en el mes de julio al edificio Bolívar a meter solicitud de reclamo y a los dos meses le contestan que él había comenzado a trabajar el 1 de julio de 1978 cuando en realidad comenzó el 1 de junio de 1976. Vuelve a introducir otro reclamo, ayudado por la que calificó como “una de las pocas personas amables que tiene esta institución, la señora Viodelda en la recepción de reclamos en la Bolívar” quien sí le dio la razón certificándole que, en efecto, había comenzado a laborar en junio del año 1976.
Ahora sí respira profundo y en el mes de octubre con toda su documentación lista, incluyendo las cuotas del Ministerio de la Presidencia, se dirige a meter finalmente su solicitud de jubilación en la sucursal de Plaza Concordia en vía España el 11 de noviembre.
Viacrucis
La indignación de Rafael Mata toma cuerpo cuando lo llaman el 12 de enero para ir a firmar el finiquito.
“Después de tanto soportarles mal su trabajo, me van a decir que se me va a comenzar a pagar desde el 11 de noviembre cuando firmé la última petición con toda a documentación requerida. ¿Porqué? Porque fue el mes que llene mi solicitud de petición de pensión y mi respuesta fue, como voy a meter mi petición si no tengo las cuotas según ustedes completas”, le responde al licenciado Raúl Espinoza, encargado de la agencia de la Caja de Seguro Social de Plaza Concordia, en una carta con fecha del 19 de enero a la que tuvimos acceso.
Nadie me asesoro ni me dijo qué hacer, uno debe saber el trabajo de ustedes o intuirlo.¿ Señor Espinoza, debo pagar yo por el trabajo mediocre que elaboran sus empleados? Por estas quejas es que la institución que ustedes dirigen está mal vista dentro de la faz del país, dijo indignado en su carta.
“En realidad en este momento no sé si me darán mi jubilación, porque me están pidiendo la documentación que yo metí en estos meses pasados, ya que ustedes botaron los originales y no tienen nada que sustente este caso, o sea que si a mi se me perdieron, perdí la pelea y en el mejor de los casos cuando vayan a dar mi siguiente resolución, será de repente para abril o mayo y encontrarán nuevamente otro error para dilatarme el pago…”,exclamó el auditor Rafael Mata en su carta a Raúl Espinoza.
Lo irónico de toda esta situación es de que el SIACAP certificó en enero de 2020 que el señor Rafael Mata Escala aparece inscrito en el régimen de la Caja de Seguro Social desde el 3 de julio de 1976. ¿Quién miente? ¿Maldad o incompetencia?