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Asamblea reitera que no se opone a auditorias

La Presidenta de la Asamblea Nacional, Yanibel Abrego en su discurso al país dijo que cuando las condiciones políticas avanzaron, y este Órgano del Estado tomó decisiones, consciente de su deber constitucional de equilibrio entre los tres poderes; como lo fue la no ratificación de las magistradas Tovar y Moore, mismas que no cumplían con los preceptos establecidos por el Pacto de Estado por la Justicia, además del gran rechazo popular. Entonces se desarrolló una serie de acciones, principalmente por la Contraloría General de la República, a partir de allí lo que se había hecho con el consentimiento, inclusive, por sugerencia de esta misma institución, no era correcto.

Auditorías a las que no nos hemos opuesto, porque entendemos el rol de fiscalización de esta institución, pero que deben darse conforme al imperio de la ley, de forma objetiva e imparcial.

Hemos visto por primera vez una Contraloría jugando un rol de investigador de delitos, cuando sus funciones se enmarcan en estricto derecho a garantizar el buen uso de los recursos del Estado y a poner en conocimiento de las autoridades competentes cualquier lesión patrimonial.

No es función de esta institución coadministrar otras instituciones e impedir el funcionamiento y mucho menos de un Órgano del Estado. Ni en sendas conferencias de prensa, expresar conclusiones sobre hechos que deben ser competencia de aquellas instancias que establece la ley y la Constitución.

Quiero dejar claro, no nos hemos opuesto al ejercicio de fiscalización de la Contraloría, pero sí exigimos que se dé cumpliendo con la Ley Orgánica, las leyes de la República y la Constitución.

La democracia no es un sistema infalible; no es una camisa que usemos para nuestra conveniencia, tampoco es el bálsamo que cura todas las enfermedades sociales; por el contrario, es un sistema humano, construido y sustentado por personas, con sus fallas, pero también con sus virtudes. Para mí, la democracia es un proceso político de maduración de instituciones, liderazgos y también de todos los ciudadanos. Es por ello, que Winston Churchill, la consideraba como “…el menos malo de los sistemas políticos”. Según él, malo pero preferible a todos los demás.

En mi opinión, el sistema no es malo en sí mismo, porque es perfectible, o sea que puede ser mejorado. Esa es su gran fortaleza.

La democracia se basa en la participación de los ciudadanos en el ejercicio de sus deberes y derechos, no solo el de elegir y ser elegido, también el de involucrarse en los temas sociales y políticos, y al involucrarse no me refiero a solo hacerlo desde la perspectiva de las redes sociales u otros medios de comunicación. El deber de informarse, de aprender, de criticar constructivamente, de participar.

Soy consciente de los grandes cambios que deben desarrollarse en nuestras instituciones, pero estos cambios deben ser integrales, no solo desde la perspectiva de nuestras normas, sean constitucionales o legales, debe ser un cambio de actitud, de los que ejercemos la política y de los que nos eligen para ejercerla. Si el marco de referencia para elegir solo se basa en que beneficio individual que puedo lograr, y no en los beneficios de país que podamos obtener, no solo aquel que resuelva mis problemas, si no aquel que pueda resolver los problemas de mi comunidad y el país.

En nuestro caso, ese proceso de construir una democracia nos ha hecho ver las fallas en nuestro sistema político, por esta razón y para que este se perfeccione, debemos revisar algunas de esas normas que lo sostienen; entre las cuales está nuestra Constitución.

 

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