Expresiones

De religiosos(as) a corsario

Por Victoriano Rodríguez Santos

Vivimos en poblaciones indolentes, donde la corrupción aflora en mujeres y hombres presuntamente exitosos; graduados hasta de colegios religiosos, que incursionan en política y finalmente se convierten en corsarios.

Vivimos en un país de cadáveres andantes, porque la injusticia y la corrupción se apoderan de las instituciones estatales, políticos, comerciantes y/o presuntos inversionistas y nos quedamos callados. El silencio nos hace cómplices.

Guardar silencio es lo mismo que admitir, permitir y perpetuar las injusticias, por lo cual los corruptos a través del acoso laboral, económico, intelectual o políticos te arrinconan y dominan hasta el pensamiento.

Al parecer hemos muerto en pensamiento y acción, de continuar en condiciones de silencio y aceptación de la corrupción, seremos esclavos de las injusticias y viviremos bajo el temor de lo que pensamos.

Existe incongruencia entre nuestros sentimientos de patria, pensamientos de justicia, equidad, honestidad, transparencia, humanidad y fe religiosa, con nuestro actuar y/o permitir se haga uso indiscriminado de nuestros recursos estatales, llámese malversación, desgreño administrativo o donativos tipo clientelismo y ni siquiera critiquemos.

Inaudito. Hasta escuelas o colegios religiosos, que en antaño estaban al margen de la política clientelista o corruptiva, pareciera formar parte del abuso del botín del pueblo panameño. El recibir canonjías limita la verticalidad de nuestros discursos.

Amigos, subalternos y allegados a la actual administración gubernamental reciben beneficios, independiente a los buenos o altos salarios devengados, mientras nuestros niños campesinos, aborígenes, casas de inquilinato o de estratos de pauperismo muchas veces mueren por desnutrición, hambre o enfermedades.

“El pueblo primero”, fue el lema de campaña de la actual administración y de hecho, el pueblo es el primero en sentirse afectado por la rapiña no investigada a profundidad del Programa Ayuda Nacional (PAN), ahora el caso de las partidas discrecionales de la presidencia y el connotado caso de Odebrecht.

La justicia ha sido violada y se desconoce el autor. Se espera que la Procuradora General de la Nación y el Contralor General de la República pongan coto a estos desmanes. ¡Combatimos la corrupción a la cubrimos! Dios te salve, Panamá.

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