Estamos expuestos a un monstruoso costo humano sino controlamos la pandemia
“No controlar la epidemia es exponerse a un monstruoso costo humano, por lo que no hay compensación. No tenemos más remedio que contener la epidemia, pero el enfoque en el costo económico es reductor. Tenemos que hablar de un costo social”, sostiene el doctor Camille Landais, profesor de economía en la London School of Economics y miembro del Economic Analysis Council, citado en un comunicado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá.
Las medidas que se toman ahora nos afectan mucho más allá de lo que comúnmente se llama economía: apuntan a nuestra capacidad para movernos, ver a nuestros seres queridos, utilizar servicios públicos como la educación, expone el profesor.
“Son dimensiones que tienen un valor inmenso pero que no se miden en el PIB. No tenemos una manera fácil de cuantificar estos costos, por lo que queremos olvidarnos de ellos. Pero nos damos cuenta de que son ellos quienes determinan la aceptación social de las medidas”.
El profesor Landais agrega que, lo que le ha fascinado desde el inicio de esta epidemia es la tremenda responsabilidad colectiva mostrada por la población. La gente es relativamente altruista y está dispuesta aceptar medidas duras para ayudar a frenar la epidemia.
El comunicado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá indica que en las últimas dos semanas se ha iluminado una luz al final del túnel: la tecnología del ARN mensajero parece surgir como una respuesta efectiva contra el ARN viral. Se reafirma el concepto bioquímico: este es un mundo con un escenario de salud pública dominado por el ARN. ¿Qué podemos hacer los panameños frente a la reaceleración de la pandemia sobre todo ahora que se aproximan las fiestas del Día de la Madre, de Navidad y de finales de año?
El comunicado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pänamá advierte que la fatiga pandémica no es motivo para bajar la guardia. La forma más segura de celebrar este año sigue siendo juntos, pero “de corazón a corazón, no cara a cara”.
El doctor Enrique Mendoza, decano de la facultad señala que con los casos de COVID-19 alcanzando un máximo histórico, la decisión de no reunirse en persona puede ser la decisión más cariñosa que una familia pueda tomar en esta temporada navideña. Este es especialmente el caso si sus miembros incluyen personas en categorías de mayor riesgo, como adultos mayores y personas con diabetes o cáncer, por nombrar algunos.
Recomienda preparar y seguir un plan personal y familiar de bioseguridad. Fuera de su núcleo familiar usar mascarillas, el protector facial, practicar el lavado frecuente de manos y utilizar el gel alcoholado.