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Estamos expuestos a un monstruoso costo humano sino controlamos la pandemia

“No controlar la epidemia es  exponerse a un monstruoso  costo  humano, por lo  que no hay  compensación. No tenemos  más remedio  que contener la epidemia, pero el  enfoque  en el costo  económico es reductor. Tenemos que hablar de  un costo  social”, sostiene  el doctor  Camille  Landais,   profesor de economía  en la  London School  of Economics  y miembro  del  Economic Analysis Council,  citado  en un  comunicado de la  Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá.

Las medidas  que se  toman  ahora  nos afectan mucho más allá de lo que  comúnmente se llama economía: apuntan a  nuestra capacidad  para  movernos,  ver a nuestros   seres queridos, utilizar servicios públicos  como la educación,  expone  el profesor.

“Son dimensiones  que tienen un  valor inmenso  pero que no se miden  en el PIB. No  tenemos una manera fácil de cuantificar  estos costos, por lo que queremos  olvidarnos de ellos. Pero  nos damos  cuenta de que son  ellos quienes determinan  la aceptación social  de las medidas”.

El profesor Landais  agrega   que, lo que le  ha fascinado desde  el inicio  de esta  epidemia es la  tremenda responsabilidad colectiva mostrada  por la población. La  gente es  relativamente  altruista  y está dispuesta  aceptar  medidas duras  para ayudar a  frenar la epidemia.

El comunicado de la  Facultad de  Medicina  de la  Universidad de Panamá indica que en las últimas  dos semanas se ha iluminado  una  luz  al final  del túnel: la  tecnología del ARN mensajero parece surgir  como  una  respuesta efectiva  contra  el ARN viral. Se  reafirma el concepto  bioquímico: este  es  un mundo  con un escenario  de salud pública  dominado  por  el ARN. ¿Qué podemos  hacer los panameños  frente  a la reaceleración de la pandemia  sobre todo ahora que se aproximan las fiestas  del Día de la Madre, de Navidad  y de  finales de año?

 EFE/Sebastiao Moreira/Archivo

El comunicado  de  la  Facultad de  Medicina de la  Universidad de Pänamá  advierte que  la fatiga pandémica no es  motivo para bajar la  guardia. La forma más segura de celebrar este  año  sigue  siendo juntos,  pero “de corazón a corazón, no cara  a cara”.

El doctor Enrique  Mendoza, decano de la  facultad  señala  que  con los  casos  de  COVID-19  alcanzando un máximo histórico, la decisión de  no reunirse en  persona puede  ser    la decisión  más cariñosa  que una familia  pueda tomar  en esta  temporada  navideña. Este es  especialmente  el caso si sus miembros incluyen personas  en categorías de  mayor riesgo, como  adultos  mayores  y personas con  diabetes  o cáncer, por nombrar  algunos.

Recomienda preparar  y seguir  un  plan personal  y familiar  de  bioseguridad. Fuera de  su núcleo familiar  usar  mascarillas,  el protector  facial, practicar  el lavado frecuente de manos  y utilizar  el gel alcoholado.

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