Expresiones

La Asamblea Nacional: Lo que es, y debería ser

Yamy Araúz de Blandon.
Abogada y candidata a Diputada, circuito 8.3

La Asamblea Nacional es, en papel, el hemiciclo parlamentario que actualmente cuenta con 71 diputados, siendo el primer de los tres órganos del Estado. Tiene funciones legislativas, administrativas y judiciales. Representa un elemento indiscutible para la democracia, electos por votación popular y es encargada de fiscalizar al Ejecutivo, proponer leyes, hacer nombramientos fundamentales para el Estado, y juzgar a magistrados de la Corte Suprema de Justicia, por mencionar algunas.

La real política ha conllevado que la gran mayoría de sus Diputados son electos por lo que ofrecen, llámese clientelismo político, en detrimento de soluciones, trayectorias, ideas o valores. Esto trae como consecuencia directa que la ética parlamentaria se ha reducido notablemente, los discursos son vacios, y las propuestas son cada vez mas vagas.

Y lo peor, entramos en un círculo vicioso. Al escoger a los que solo tienen bienes materiales que ofrecer, repito, en detrimento de lo que realmente deberían hacer, el parlamento panameño consta de Diputados que no están por las razones correctas y solo les interesa emplanillar activistas, recibir beneficios del Ejecutivo, y repartir bienes con el fin de buscar la reelección. O que es lo mismo, no fiscalizan, no proponen leyes, solo les interesa chantajear en las comisiones, y por ende, no hacen su trabajo, perdiendo la democracia panameña al no haber pesos y contrapesos.

Por supuesto, lo anterior malogra a la Asamblea Nacional, y la casa del pueblo se convierte en una super Junta Comunal, con presupuesto exacerbado y absurdo, haciendo de ella una institución disfuncional y corrupta.

A largo plazo, la solución es hacer una reforma al Estado, lograr que el método de elección sea distinto a como se hace, para que lleguen personas por las razones correctas, preferiblemente con más participación femenina, a hacer lo que deben hacer. También, recortarles el presupuesto para que funcionen con lo justo, y cambiar su reglamento para que vayan a trabajar eficientemente. Por supuesto, debemos crear una generación cuyos jóvenes de hoy ejerzan su voto con dignidad y civismo, y no por prebendas.

A corto plazo, toca postularse, atreverse y someterse al escrutinio público. En política “no hay sillas vacías”, por lo que siempre están ocupadas. Yo lo estoy intentando y aunque es difícil para las mujeres llegar, especialmente combatiendo el clientelismo, el pueblo es quien tiene la última palabra.

Ese es el primer paso. De llegar, el siguiente paso es no defraudar, para lograr la transformación y los cambios positivos que necesitamos para sentirnos orgullosos de nuestra Asamblea. ¡De que se puede, se puede!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *