Fernando Kant / Periodista
Resulta incomprensible el pronunciamiento de la legación diplomática de Estados Unidos en Panamá cuyos principios constitucionales arraigados en el libre rejuego democrático se adelante a pronunciamientos alejados de los principios diplomáticos condenando el derecho del Estado de Nicaragua con relación a otorgar asilo al expresidente Ricardo Martinelli sin que aun esté en firme una sentencia cuyo proceso  no ha concluido en las esferas judiciales.
Todo Panamá, y lo señalan las encuestas, sabe que procesalmente, el manejo de la Corte Suprema ha sido histórico y de manera nefasta.
Los principios procesales enseñados en las aulas universitarias han sido contrarios al derecho constitucional de demostrar dolo en la comisión de un delito.
El juicio televisado demostró hasta la saciedad que el perito de la fiscalía admitió contundentemente que los fondos aportados por el encartado eran Legítimos y provenían de sus fondos personales. Mas allá de ello  nos enteramos del comiso de Global Bank de un terreno colocado en garantía prendaria de un préstamo de los medios de Epasa.
Cuál es el trasfondo de esta persecución porque no se trata del asilo solicitado por Martinelli, hoy se trata de RM mañana puede ser cualquier panameño en virtud de que lo actuado sienta jurisprudencia procesal.
No hay que estar del lado de Martinelli para darse cuenta de la aberración jurídica de la Corte Suprema y del grave daño a la economía nacional y a los panameños en general.
No hay que ser abogado para entender los procedimientos y los términos, cosa que no entiende la embajada, para lanzar pronunciamientos oficiales que colocan en entredicho relaciones de más de cien años para dejar claramente establecido que Estados Unidos mas que una relación respetuosa entre Estados lo que salta a relucir son intereses, e intereses ocultos.
Lo cierto es que antes de que concluyera el proceso y se NOTIFICARA a todas las partes y se enviara al Tribunal Penal correspondiente de la decisión de la Sala Penal, lo que al sol de hoy  no ha ocurrido, le confiere a Martinelli la oportunidad de asilarse en virtud de la ausencia de garantías procesales. O sea que al día de hoy RM no es un convicto de las Leyes panameñas por lo que nadie puede ni tiene el derecho de calificar su actuar. Se trata de un derecho natural, un Derecho Humano que se demostrará en los estrados internacionales para colocar una vez mas a Panamá en el ridículo internacional.