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Se necesitarían cerca de 11,000 millones de dosis contra COVID-19 para inmunizar al 70% de la población mundial

Por: Sander Hernández / La Verdad Panamá

La realidad del avance en la vacunación contra el COVID-19 a nivel mundial parece tener tintes desiguales, en solo un hemisferio del mundo podemos ser testigos de cómo países potencia aseguran más vacunas que su población total, mientras otros países se aferran a la ayuda internacional, las donaciones y al mecanismo COVAX.

En una de sus entregas del mes de abril, el diario científico de origen Inglés, Nature.com, informa del por qué no sería fácil que más empresas farmacéuticas y más actores del mundo científico se involucrasen en la fabricación masiva de vacunas contra el COVID-19 en el mundo, para así paliar la situación que vivimos hoy día, donde nos mantenemos en recurrentes temporadas de rebrotes en distintas partes del globo, situación que no se subsanará hasta que se vacune con celeridad.

 

Este portal expone que se necesitarían cerca de 11,000 millones de dosis contra el COVID-19 para inmunizar al 70% de la población mundial, contemplando ambas dosis por individuo, además, expresa la problemática en cuanto al destino de la mayoría de las dosis hoy día, las cuales estarían “reservadas” para países con ingresos altos y medianos altos. “Las naciones más pobres, que representan el 80% de la población mundial, hasta ahora tienen acceso a menos de un tercio de las vacunas disponibles”, detalló Nature.

 

La propuesta considera el mecanismo COVAX como un precedente para levantar las patentes de las distintas vacunas que logran inmunizar a las personas contra el COVID-19, haciendo que consecuentemente estas dosis lleguen a los países menos privilegiados gracias al aumento de la producción y la participación de más casas farmacéuticas. “Una alternativa al levantamiento de la propiedad intelectual, es que las empresas aumenten las licencias de sus diseños de productos a cambio de un pago, esto permitiría que muchas más empresas fabriquen vacunas”, detalló la noticia.

Imagen de la vacuna rusa Sputnik V. EFE/EPA/MARKO DJOKOVIC/Archivo

Nature manifiesta además que esta iniciativa, un poco utópica debido a los eventuales intereses económicos, ha sido desacreditada varias veces por las distintas industrias involucradas, indicando que la liberación de las patentes no precisamente aceleraría su fabricación o suministro. “No está claro si el mundo tiene la capacidad de fabricación sobrante, incluso si las patentes no se aplicaran, asegurar los componentes de la vacuna, establecer fábricas, capacitar a las personas, aprobar las leyes pertinentes y todo lo esencial para la entrega de la vacuna, podría llevar más de un año”, citó.

Este punto de vista apela al bien común, a la solidaridad, la cooperación y apoyo a los distintos Estados o territorios que se encuentran en constantes o permanentes conflictos como guerras, dictaduras, hambrunas, enfrentamientos entre civiles por motivos culturales o religiosos, que claramente son incapaces de acceder a las vacunas más reconocidas y debidamente aprobadas por los organismos internacionales, y cuyas poblaciones no se encuentran exentas de sufrir un brote por este terrible virus.

Si bien es cierto, existe una variedad emergente de vacunas contra el COVID-19, sin demeritar la increíble capacidad de producción a menos de año y medio de pandemia, es necesario voltear las miradas a aquellos países cuya población también necesita ser inmunizada, dejando atrás aquellas prioridades de lucrar o politizar cualquier vacuna ofrecida.

 

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