Expresiones

Sicarios no les temen a los policías

Mayor Felipe Camargo A. / Analista de Seguridad y Defensa

En Panamá, ser sicario es una profesión lucrativa.  Cada día aumentan los asesinatos en las vías públicas, en cualquier área del país, por el accionar de los sicarios profesionales, usando armas de fuego cortas y largas. Como el recién caso del asesinato en la Ciudad del Saber en Ft. Clayton un área protegida por cámaras y zona residencial exclusiva.

En la época militar casi no hubo casos de sicarios, porque sabían cuál era la respuesta. Respetaban a la autoridad y a la Guardia Nacional.

Los policías actuales, inclusive los que pertenecieron a las FFDD, mantienen un discurso:  “Fueron otros tiempos”.  Es una verdad a medias. Un escapismo para justificarse frente al país.

Hoy existe un Poder Policial consolidado.  Tienen poder e influencia. Hay un Ministerio de Seguridad, lo llenaron de policías jubilados y ahora es un cuartel más. Le cuadruplicaron el presupuesto y los dejaron controlar a una gran parte del poder del estado, empleando el viejo modelo militar de la Ley 20 de 1983 de las FFDD. Derogada.

Están aplicando el mismo librito.  Ahí no aplican el pregón de que  “FUERON OTROS TIEMPOS”.

Otra vez en Democracia tienen el control: de la Policía Nacional, Migración, Aduanas, el SPI, SENAFRONT, SENAN, la DIJ y hasta la Procuraduría (llena de Comisionados). Resultado: La Criminalidad Quintuplicada. Y el aumento constante de los sicarios. 

Repasemos la historia reciente de como estaba el mundo en la época de las FFDD (1968-1989): Operaban en Colombia poderosos carteles, fuerzas organizadas de guerrillas de izquierda y derecha con control en grandes poblaciones y de territorios bajo su control, había terrorismo internacional impulsado por Libia, la OLP, Palestina, en Europa: ETA en España, el IRA en Irlanda, las Brigadas Rojas en Italia, en Alemania Baader-Meinhof, Acción Directa en Francia con secuestros de aviones, con raptos y asesinatos de líderes políticos,  secuestros de grandes empresarios.

En Centro América habían varias guerras civiles y Cuba respaldando a muchas de las acciones de guerrillas en el mundo.  Existían en varios países poderosas organizaciones de guerrillas los Montoneros, el MIR, Alfaro vive Carajo, MRTA, Tupamaros.

Hoy el escenario crítico es el narcotráfico transnacional que tomó relevancia con el intento de la toma del poder en el Ecuador.  Pero hoy en Panamá no se tienen las condiciones descritas anteriormente.

Mi experiencia y conocimiento, y obtuve un aprendizaje empírico cuando estuve preso por más de 7 años en la desaparecida Cárcel Modelo, en El Renacer (1989-1997) hablé mucho con internos acusados de homicidios y otros casos graves. Y logré entender su forma de pensar y comportamiento criminal.

Los sicarios profesionales son elementos criminales que nunca podrán resocializarse, sólo tienen dos formas de terminar, 2 caminos: convertirlos en informantes pagados por la justicia como el caso de “Popeye” el sicario de Pablo Escobar en Colombia, o muertos por el poder del Estado. 

Los sicarios toman contratos pagados y no necesariamente están en una pandilla. Pueden ser elementos de las fuerzas del orden. Disponen de una mente organizada para asesinar. Están entrenados en tiro, en sus variantes móvil o fijo, son planificadores de cómo ejecutarán su crimen incluyendo, la vía de escape, la rutina y costumbre de su víctima, disponen de contactos que le proporcionan información privilegiada de las rondas policiales y posición de las cámaras de vigilancia.

En Panamá esta modalidad criminal nace después de la invasión militar de 1989; el porcentaje de éxito de los sicarios es muy alto.  Esta modalidad cada día cobra más vidas y en su mayoría de jóvenes, la audacia de los sicarios va en aumento, no respetan hora lugar, no reparan si la víctima está acompañada, en un acto político, fiesta, y poco les interesa si ocurren “daños colaterales” bajas de inocentes. Las estadísticas en las últimas administraciones muestran un aumento de los asesinatos por sicariato. Todas tienen un común denominador: la relación o motivaciones de ajustes de cuentas, venganzas entre las pandillas, o son acciones de intimidación y lo peor ocurren en cualquier lugar de Panamá.

Hay una leyenda urbana: “déjalos que se maten entre ellos”.  

Los sicarios continúan actuando porque no le temen a la Policía Nacional. Y en caso de caer presos la ley los favorece con un órgano judicial penetrado.

La alta tasa de homicidios por causa del trabajo de los sicarios sólo podrá comenzar a bajarse cuando los sicarios sepan que los Policías les pueden disparar, mientras esa orden no se emita o la ley que protejan al policía, no se reducirán las ejecuciones públicas.

Las otras contra medidas de prevención o resocialización en esta fase no aplican. Se requiere de valentía política del Ejecutivo para aplicar medidas de choque que pueda disuadir a los sicarios.

El problema de la Criminalidad está enraizado en la política y operativamente también está enraizado en la Policía.

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