Reflexión (Mayo)
Luego de meses de implacable sequía, de ver con lástima como ésta golpeaba hasta el alma de las reses de cientos de productores que empeñaban lo que no tenían para seguir con la faena que aprendieron de generación en generación, caen las primeras lluvias con intensidad pero con esperanza.
Las secuelas del cambio climático se hicieron sentir en toda la geografía nacional, con una caída abrupta de la agricultura, los principales rubros que consume el consumidor nacional se vieron deprimidos, situación que muchos aprovecharon para explotar a los humildes productores.
¡Eureka! ha llegado la época de lluvia, sin embargo, paralelamente es el momento para que las autoridades y la ciudadanía tomen conciencia de lo difícil que será esta temporada, que representa la furia de la naturaleza, que cobra lo que le han arrebatado.
Las inundaciones serán mucho más crueles, por lo tanto, esperamos que el Grupo de Tarea, liderado por el Sistema Nacional de Protección Civil, juegue el papel de prevención que le corresponde para evitar pérdida de vidas humanas.
Los desastres en países cercanos al nuestro, deben convertirse en una clarinada de alerta, en un oportunidad de hacer mejor las cosas y de inyectarle los recursos necesarios a las instituciones que enfrentan estos infortunios.