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Un proyecto busca revitalizar la producción alimentaria indígena

Yuca, ñame, plátano y arroz, parte fundamental de la dieta de los pueblos indígenas de Panamá, centran un proyecto impulsado por el Gobierno y la FAO para revitalizar los sistemas productivos tradicionales y contribuir a la seguridad alimentaria de una población con índices de pobreza cercanos al 97%.

Las involucradas son diez comunidades indígenas de los pueblos Naso, Bribri, Guna, Emberá y Wounaan, donde 560 familias han instalado en los últimos dos meses 72 hectáreas de cultivos que incluyen además rubros como ñampí, otoe, maíz y café, informó hoy la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

El proyecto se desarrolla mediante un modelo participativo y trabaja en el fortalecimiento de las capacidades de las familias, de las organizaciones indígenas y de las instituciones que prestan servicios de apoyo al desarrollo en los territorios indígenas, teniendo además en cuenta el potencial de estos alimentos para su comercialización y la generación de ingresos para las familias.

“Las comunidades han puesto un mayor énfasis en rubros de consumo masivo a nivel nacional y que se conectan con los mercados locales, como son el plátano, el ñame y el café, junto con los que son considerados importantes para su soberanía alimentaria, tales como el ñame, el ñampí o el maíz”, indicó el Oficial de Producción y Protección Vegetal de la FAO, Jorge Samaniego.

El ente mundial explicó que durante la instalación de las parcelas, los productores han participado en escuelas de campo, donde se han fortalecido sus capacidades técnicas para el manejo de cultivos y las distancias de siembra y en opciones para la conservación y manejo sostenible de agua y suelos, y también se han promovido la agroforestería y la producción agroecológica.

“Estamos aprendiendo nuevas técnicas de manejo para mejorar los cultivos, pero complementándolas también con nuestras tradiciones”, afirmó Virginia Castillo, una productora de la comunidad Naso de Solong, quien ha sembrado en sus parcelas maíz y ñampí.

Castillo resaltó que “es la primera vez que una iniciativa de apoyo técnico ha tenido en cuenta a la comunidad, y la experiencia está siendo muy positiva, porque nosotros vivimos del campo y estamos para producir”.

FAO asevero que esta iniciativa “permitirá reducir la pobreza y la inseguridad alimentaria en las comarcas y corregimientos de los pueblos indígenas, donde la pobreza afecta a 96,7 % de las personas y la desnutrición crónica al 72 % de los niños y niñas menores de cinco años, de acuerdo a la última Encuesta de Niveles de Vida”.

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