La obsesión de los Kennedy con Fidel Castro
Por: Británico Quesada Ábrego
Lo que era un secreto a voces y que el Gobierno cubano denunciaba desde los años 60 se plasmó en una serie de documentos que revelan el acoso de la inteligencia estadounidense (CIA) para acabar con la revolución comunista de Fidel Castro (1926-2006).
Posteriormente que se desclasificaran miles de documentos relacionados con el asesinato del exmandatario norteamericano John F. Kennedy (1917-1963) , los textos indican que se planificaron sabotajes e inclusive planes para matar al dictador comunista isleño.
La CIA organizó la “Operación Mongoose” y el 6 de junio de 1962 se reunieron McGeorge Bundy, consejero de Seguridad presidencial de Kennedy y Lyndon Jhonson; William Bundy, analista de la CIA y George Decker, jefe del Estado mayor del ejército, entre otros.
La idea de esta y otras reuniones eran concretas: acabar con el régimen en isla y eliminar al dirigente comunista, ya que EE.UU. no toleraría un aliado de la desaparecida Unión Soviética, ubicado a menos de 30 millas del territorio continental estadounidense.
Las pláticas de ese 6 de junio de 1962, giraban en cómo asesinar a Castro, además de llevar a la isla señal de radio y tv porque el Gobierno izquierdista controlaba los medios de comunicación, realizar sabotajes a la agricultura e introducir plagas y agentes biológicos.
Los documentos señalaron que el plan de los agentes biológicos es que parecieran que fueran naturales, ya que de descubrirse la acción La Habana culparía a los Estados Unidos, que para aquella época era considerado como un país agresor.
En otras reuniones se habló de sabotear los aviones que viajaban desde Cuba a Canadá, se hicieron contactos con la mafia ítalo-norteamericana de Chicago porque con la llega de Castro al poder, la camorra perdió millones de dólares cuando el Gobierno cubano los despojó de los casinos.
En esas reuniones participó inclusive Kennedy y su hermano Robert Kennedy, quien era el secretario de justicia (procurador general). Los hermanos John y Robert tenían una obsesión con Castro, según el análisis de los documentos de la CIA.